Una línea para el hexagrama 22, La Gracia

Si lo que intentamos al crear, al plantar un árbol, al sembrar, al hacer un hijo, es apelar a la esencia de la cosa, con seguridad nuestra atención concentrada en el momento de la creación creará una forma acorde con esa esencia con la que lo estamos creando.

Es una atención concentrada, devota. Cada movimiento, cada parada, cada acción, va dirigida hacia el espíritu de la cosa.

Uno le está dando vida, la está animando. Entonces la cosa creada por manos humanas tiene esa esencia que le ha sido trasmitida en el momento de la creación, en un acto que es una ceremonia.

Uno está fuera del mundo, uno es dirigido y controlado por sus manos y su espíritu. Hay una consciencia interior que ha tomado el mando.

Es un sendero angosto y solitario de montaña, nadie tiene compañía en este viaje. Aunque quieran y a pesar de uno mismo.

Entonces, al terminar la obra, alguien o algo confiere gracia a los dedos de sus pies, abandona el carruaje y camina en el primer puesto del hexagrama 22. La obra está terminada y ha nacido, porque la mutación nos lleva al hexagrama 52, La detención, el aquietamiento.

Durero. Autorretrato.

Hexagrama 22, La Gracia.

Hexagrama 52, La Montaña.

Qué resulta de todo esto, algo que todos pueden reconocer aunque no sepan lo que están mirando, algo que se ha creado desde la esencia y cuya forma es un reflejo de esa esencia. Algo que trasciende, que camina solo, que sobrevive al artista. Esta pintura fue creada en el año 1500, cuando Durero tenía 28 años. Es increíble, pero aquí está, sólida y real.

Hay muchas maneras de vivir la vida como un arte. Hay que empezar por saber que en todo objeto natural hay un espíritu que lo habita, al igual que en toda obra de arte.

En verdad, ¿Alguien puede mirar esa obra de Durero y no sentir que su espíritu la habita? No sólo es la mano del artista, también es la visión del ojo que mira, el ojo del observador y el ojo del que es observado, porque al crear sabía que sería observado.

Hay un reconocimiento mutuo cuando uno mira esta obra. El espectador es co-creador de la obra, sin el espectador la cosa no está completa. Hay intención comunicativa, hay mucho amor trascendente, universal.

También pintaba con la misma concentración amorosa cosas modestas y las animaba de un no sé qué que nos despierta. Cosas como éstas:

Liebre (fragmento)

Hierba (fragmento)

Cada vez que alguien se detiene, en verdad verdadera, a contemplar una obra de arte, sucede lo mismo, el aquietamiento de los dedos de sus pies:

Hexagrama 52

Hexagrama 22, La Gracia.

El camino inverso de cuando fue creada. Es un guiño, una conexión. Si alguien se siente solo en este mundo es porque, en verdad verdadera, no se aquieta con la profundidad necesaria para sentir el mundo.
El aquietamiento de los dedos de los pies es la clave, eso nos conecta con el espíritu que anima la obra.

En esto último hay especulaciones en las que no entraré. Que cada uno haga su propio camino.